Estrategias fundamentales: Escucha activa, empatía e intercambio estructurado en el que cada miembro de la pareja explica sus valores culturales sin interrupción.
Narrativas de inmersión cultural: Los socios se turnan para contar historias sobre sus antecedentes y tradiciones. Esto reduce los estereotipos y fomenta el aprecio por las diferencias.
Resolución de conflictos: Desarrollar soluciones que respeten ambos valores culturales en lugar de obligar a uno de los miembros de la pareja a abandonar su origen.
Replantee las diferencias como puntos fuertes: La diversidad cultural aporta perspectivas más amplias, soluciones creativas de problemas y dinámicas familiares más ricas, en lugar de ser una fuente de división.